Por Adriana Alarcón (Publicación para MakerZone)
Todos esquemas de cooperación e integración económica de los Estados como las uniones aduaneras, las integraciones regionales o las comunidades políticas, son presumidas como lo aspiracional, y correcto como parte de un proceso democrático. Mientras que, para los mismos Estados, esto significa solo un poderío económico. Estratégicamente, hoy en día existe una contradicción entre la tendencia democratizadora y el empuje antidemocrático de la política económica reflejada en las instituciones por ejemplo la OTAN, el FMI, la Unión Europea.
La democracia no es sólo política, sino también cultural y económica. En la economía la necesidad del momento es de cambios institucionales a gran escala, de grandes transformaciones democráticas. El verdadero problema hoy en día no es la propiedad estatal frente a la privatización, sino la democratización. El forzar situaciones políticas en la región para promover golpes de Estado, disfrazado de democracia como bien menciona K.J. Holsti en el texto “Exceptionalism in American Foreign Policy: Is it exceptional?, es la evolución de la Doctrina Truman, respaldada por la retórica estadounidense de libertad y democracia.
Asimismo, dentro de estos Estados o instituciones los funcionarios, como por ejemplo el FMI, no se explican las razones precisas de las condiciones impuestas a los préstamos, o no explican las suposiciones (y dudas) que hay detrás de los programas destinados a objetivos clave como el restablecimiento de la viabilidad financiera externa de una economía nacional entera. El resultado es un mayor margen de intervención de los principales accionistas, lo que lleva al Fondo a un optimismo forzado en el diseño de los programas, lo que a su vez afecta negativamente a la calidad (y la eficacia) de sus programas.
Del mismo modo, la relación que otros países han construido alrededor de instituciones financieras, con el FMI y Banco Mundial ha sido de pura dependencia económica en un modo desigual, por los constantes préstamos que crean ganadores y perdedores, lo cual debilita los procesos democráticos. Es a través de estas supuestas instituciones “democráticas” donde se busca crear un Estado global, el cual de acuerdo con Wim Dierckxsens, Dr. en Ciencias Sociales por la Universidad de Nimega, Holanda y Walter Formento, profesor en la Universidad Nacional de la Pampa y en la Universidad Nacional de la Plata:
“Tiende a ocupar el lugar de los partidos políticos de masas, con sus propios órganos, su sistema jurídico de propiedad material e intelectual.”
Por lo cual, es necesario plantearse la siguiente pregunta ¿Qué significa para la democratización si la mejora de la economía se produce al precio de un electorado más desconectado o incluso desafectado? Es por eso que cualquier concepción de la privatización, como la del FMI, deja fuera de consideración el interés de la gran mayoría de la sociedad, por lo que tiene que ser resistida. La privatización, al estilo del FMI, es antidemocrática. Y como dice Theotonio Dos Santos, se busca restringir la plenitud del ideal democrático a simulacros de democracia, porque es una democracia basada en el consumo.
Fuentes:
Dierckxsens, W., Formento, W. (2015). La batalla de los imperios financieros por el mundo ¿Un mundo en transición histórica?. Recuperado en: https://biblat.unam.mx/hevila/MundosigloXXI/2016/no38/1.pdf
Dos Santos, Theotonio (2016): “La Ofensiva del Gran Capital y las Amenazas para América Latina” en Nicolás Trotta y Pablo Gentili: América Latina. La Democracia en la Encrucijada, Buenos Aires: CLACSO. Recuperado en: https://www.teseopress.com/encrucijadasabiertas/chapter/58/
Kapur, D., Naím, M. (2005) The IMF and Democratic Governance. Recuperado en: https://www.journalofdemocracy.org/articles/the-imf-and-democratic-governance/
Holsti K.J (2010) Exceptionalism in American foreign policy: Is it exceptional? Recuperado en: https://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/1354066110377674?journalCode=ejta#
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